sábado, 10 de diciembre de 2011

Una noche en el campo

Son las 2 de la madrugada y un ruido me acaba de despertar. Miro a través del cristal de mi pequeño hogar y veo a un hombre tumbado en la cama que también se despertó por culpa del ruido. Su mirada da signos de duda, duda si salir de la cama y mirar o quedarse en ella y dar media vuelta. Todo seria más sencillo si a ambos no nos gustaran las películas de terror. Asesinos en serie, alienigenas invasores, infecciones mortales o tal vez muertos que regresan a la vida invaden mis pensamientos y les culpan del "ruido". En un mundo en el que las ideas se cotizan cada vez más, siempre queda sitio para un nuevo cadáver, una víctima osada o quizás una jovencita que se le arrebata su preciosa pureza en el ritual de una tribu supuestamente desaparecida. Miramos al cielo y vemos la luna, esa luna que un día fue pisada por el hombre. Pocos se acuerdan de su nombre, menos de cuando fue, alguien dudará si en verdad si se pisó. Pero más allá de una huella grabada o una bandera, ahí vida. Seres luchando por buscar la paz, seres que se cuelan en la tierra en forma de bellezas femeninas en busca de hombres perfectos para procrear y aumentar su especie. Algún que otro alienigena rasta cae por estos lares con la única intención de demostrar su capacidad de cazador o tal vez son simplemente enviados a pasar una prueba de "madurez" cazando a esos terribles perros alienigenas con ácido por sangre. Nunca pasa nada, Siempre tenemos a un americano que luchará por nosotros, da igual si al alienigena se le enciende un dedo o simplemente nos invaden un grupo de lagartijas espaciales disfrazados de humanos, da lo mismo si vienen en naves o son tan minúsculos que caen del cielo y nadie los ve, que sean gigantes y destruyan todo a su paso o vivan con una familia y su única pasión sea comerse algún que otro gato. 
Las nubes tapan a la luna, apenas entra luz en la habitación y el hombre se da media vuelta para seguir durmiendo. Me pregunto en que soñará, será un sueño dulce en una playa paradisiaca rodeado  de esa fina arena blanca o tal vez una risa en un aire viciado nos guia a una fabrica donde un jersey a rayas termine en cuatro cuchillas clavadas en su pecho mientras un rostro quemado observa.
Un golpe en la ventana despierta al hombre, se incorpora rápidamente y se asoma con cuidado. Sombras, todo bosque hace sombras de lo mas tétricas, el miedo a lo desconocido,el miedo a lo que no se puede  ver, el cerebro. Nuestro gran enemigo. Mascaras al otro lado de la puerta, mascaras frías como el acero, frías como una noche de invierno, tan simples, tan siniestras. Mascaras de gato o de hockey, hechas de piel humana o un simple saco, todas traen muerte, una muerte que no tiene rostro. Machetes manchados de sangre caen una y otra vez sobre esos jóvenes acampados en sitios abandonados, siempre hay un camino secundario para llegar primero al destino, siempre se les hecha la noche encima y pocas veces salen vivos. Nunca es bueno fiarse de un payaso, ya sea en un restaurante, en una fiesta de niños o en un museo de algún pueblo perdido.
El sabe todo eso, ha visto cientos de películas de ese tipo, el asesino siempre entra, siempre encuentra a la víctima por mucho que corra, supongo que es lo bueno de tener un pequeño pacto con el diablo. Su odio por una sociedad que les discriminó, les aparto y les uso como cobayas en pruebas nucleares, o simplemente por el placer de matar y saborear la carne humana, les hace terriblemente peligrosos.
El hombre respira hondo, se intenta convencer de que todo es ficción, películas viejas y rayadas que ve una mil veces, guiones más que usados son los que le inquietan en estos momentos. Porque, porque decidimos pasar una nochevieja en una casa de campo, lejos de toda civilización, donde no hay cobertura en el teléfono.... claro que pensándolo un poco casi que me alegro no sea que alguna voz me diga que voy a morir, o quizás escuche mi último grito proveniente del futuro. ¿Porque en esta casa nunca bajamos al sótano? Yo le miro como se pregunta así mismo mientras el resto duerme. Creo que debería de haber dejado de ver ese tipo de películas, debería de dedicarse a ver películas de animación, donde en el mar solo hay peces de colores y jovencitas sirenas y no animales descomunales con sed de sangre, donde en un río chapotea una joven india y un joven y no una familia de peces carnívoros o unos reptiles de proporciones asombrosas. 
Se levanta, salgo de la cueva y abriendo el terrario me coge y vamos en dirección al salón. Todos duermen, el con una linterna avanza lentamente, ¿miedo? tal vez, supongo que se convence a si mismo de que lo hace para no despertar al grupo. Las sombras de la linterna sobre los retratos los hace más siniestros aun. ¿Porque en todas las casas hay cuadros de los familiares? y esas cabezas colgadas. Un jabalí, dos ciervos y cuatro ardillas disecadas alrededor de la chimenea. Con esta luz si que da miedo la situación. Comprueba que la puerta del sótano está cerrada y con un gran suspiro el color de su piel volvió a ser rosada. Mira por la ventana y ve como caen unos copos de nieve, su mirada se relaja y su semblante serio se relaja. Es navidad y nieva..... que postal más bonita.
Decide salir de la casa, se viste despacio y coge su cámara de fotos. Salimos y alejándonos un poco de la casa nos giramos y mientras yo le observo él se dedica a inmortalizar el momento. Creo que mereció la pena despertarse a media noche, al fin y al cabo. El viento hace mover las ramas de los arboles y estos llenos de nieve deciden aligerar el peso de sus ramas. Esto me sobresalta un poco, pero el sigue haciendo fotos, fotos a la casa al cielo, al bosque. Por un momento queda quieto, congelado y con la mirada clavada en el bosque. Miro hacia allí y veo dos puntos brillantes entre los arboles. "Un gatito" oigo, le miro y le vuelvo a oír "Ha,ha, ha" ríe sin gracia, sin convencimiento, "solo es un gatito" se auto convence y nos dirigimos de nuevo hacia la casa con un caminar enérgico. Una vez dentro, nos sacudimos la nieve y posándome cerca de la chimenea aun con brasas el enciende su ordenador y descarga las fotos. Vamos mirándolas una por una, guapas, preciosas, dignas de fotos de postal. Volvemos a verlas de nuevo y veo como el para en una de la casa. La amplia y la vuelve a ampliar, dirige el zoom hacia la puerta aun abierta por nosotros.  Me mira y me señala la puerta, miro la foto la olfateo con mi lengua y le miro "que     es      eso" me dice. Sin contestarle me viene a la mente más películas. Espíritus, espíritus o demonios, posesiones infernales o el mismísimo belcebú, nos visita. En algún sitio de esta casa estará el necronomicon, o ese pentágono grabado en las piedras, un pozo tal vez escondido o esto seria antiguamente un cementerio. Joder si teníamos que haber bajado al sótano y así aclarar todas estas dudas. Pero ahora no es el momento, pues seguro que no hay luz, o lo que es peor se fundirá la luz cuando estemos abajo y si todo esto no fuera suficiente para acojonarnos segurísimo que una corriente de aire cerraría la puerta. "Quedaste frió ¿eh, Tyler? jajajaja, más frió de lo que eres, ¿no ves que es un efecto de la luz del salón con la nieve que caia? seguro que pensaste que era un espíritu o algo así. Deja de ver esas películas que te comen la cabeza". ¿Será cabrón el tío? por su mirada el también lo pensó, por mucho que se haga ahora el duro. A ver quien se acojona más, va a ver. Me alejo lentamente de la chimenea y repto lentamente hasta la biblioteca, ayer de tarde lo había visto y me pareció curioso. Subo hasta la tercera balda y me enrosco delante de un libro. Le miro desde aquí arriba y espero, espero a que me vea. 
No tarda mucho en mirar a su alrededor y a llamarme en voz baja. Enfocando la linterna por toda la habitación llega hasta donde estoy.  Se ríe y me tiende la mano para que repte y me suba a el. Yo muy obediente subo pero con la cola en el ultimo segundo tiro el libro. Una vez colocado alrededor de su cuello el se agacha y recoge el libro. "Asesinos en serie, curioso libro" dice tranquilamente. Se decide colocarlo en su lugar y empieza a leer más títulos. "Como levantar a los muertos",  "La Biblia Satánica" "La daga del sacrificio" "Vodoo y sus rituales" "La magia negra en la edad media" "El libro de los muertos y los secretos del mas allá", "Ouija". "Que demonios es esto, joder con la peluquera" dice el hombre dejando todo en su sitio y dirigiéndose al ordenador. Lo apaga y echando un último vistazo por la ventana se dirige de nuevo a la habitación. Supongo que son demasiadas emociones para una sola noche. Al menos para mi si que lo son y deseo llegar de una vez a mi terrario, que i bien no me librará de los pensamientos sobre zombies, demonios y demás seres paranormales, al menos estaré calentito metido dentro de mi cueva.
La noche vuelve a la tranquilidad, yo en el terrario y el en la cama. Ya no tengo sueño, supongo que después de tantas emociones es normal, me subo a la rama que adorna mi hogar y me dedico a mirar a través de la ventana. Ya no nieva y la nubes han dejado en libertad a una luna en su cuarto creciente. Ya no se divisan ojos brillantes en el bosque y todo se muestra en calma. El hombre duerme profundamente y parece haberse olvidado de todos esos finales de las películas de terror. Un cielo despejado nos muestra un cielo estrellado. Salir de la civilización y descubrir un sitio como este me hace darme cuenta de todo lo que desconocemos, de toda esa belleza que siempre esta ahi y pocos saben como llegar y de esos pocos solo algunos saben como disfrutar plenamente de ella. Creo que atrás quedó todos esos miedos infundados por una películas y uno pensamientos traicioneros. Atrás quedaron los pensamientos de alienigena invasores, asesinos enmascarados, acertijos que valoran tu vida, sueños que lejos de ser húmedos si son mortales, muerto regresados a la vida o quizás algún espíritu heredado que arrastra a toda una familia a su destrucción. Atrás no se si es la palabra adecuada, porque siempre habrá una situación que despierte en mi los recuerdos de alguna película con un final fatal para los amigos del protagonista y el trauma para dicho superviviente.
Hoy he sobrevivido a una noche en una cabaña en un monte. Al menos podré marchar de aquí al amanecer, yo al menos, porque si algo no he contado es lo que había descubierto el día que vinimos. Al principio pensé que era un puñado de notas, algunas paranoias escritas por la peluquera. Nada mas lejos de la realidad, era unos manuscritos viejos, o eso parecían. Hablaban de un mal, de ser que acechaba a la gente que dormía, les aterrorizaba y los despertaba. Ruidos siniestros en las noches, sombras tétricas en las paredes, son sus señales mas identificativas de su presencia. Se mete en tu cabeza y despierta todos los miedos de los cuales huyes constantemente. No te matará durmiendo, ni tan siquiera tiene un gran cuchillo ni una mascara oculta su rostro. Tampoco viene del espacio exterior ni es un duque del infierno. Nadie sabe si es un regresado o un espíritu, de echo nadie sabe lo que es. Solo se sabe que mata, mata y su modo operandis es al menos de lo más curioso. Se te mete en la cabeza la idea de meterte debajo de las sabanas para salvarte de todo peligro y es en ese su único habitad de caza. Las escrituras que encontré lo llamaba el asesino de la sabana. Todos han muerto. Estoy solo y marcho con la única idea de que yo no fui su víctima, no por el echo de ser una culebra si no por no dormir debajo de una sabana........... y no, no tengo ningún trauma por ser el único superviviente de esta cabaña, quizás tenga algo de hambre y si mucho frió