miércoles, 13 de marzo de 2013

Solamente un guerrero



A veces uno piensa en todo lo que ha dejado atrás. Amigos, familiares, seres queridos y algún que otro secreto de alcoba. Luego mira al frente y sabes que todo aquello te ha llevado a este punto y decides seguir la marcha. Agachando la cabeza ves unos pies, llenos de llagas y ampollas, fiel reflejo del camino que has dejado atrás. Callos en las manos de tanto blandir una espada que ha segado la vida de trolls, mandragoras, piratas y algún que otro Dios, demuestran que estas echo para esto, que por mucho que te nieguen, por muchos que lo niegues eres carne de campo de batalla. ¿Pero que hace un guerrero cuando no hay guerra?¿Como es el camino de vuelta hacia tu hogar, sabiendo que no hace mucho tu rompiste muchos?

Y es en este punto donde estoy ahora. Después de mucho caminar he regresado. Desde lo alto de esta colina veo a mi pueblo, mi gente, mi familia. Nada parece haber cambiado, sus costumbres sus rutinas, todo sigue igual. Como si el tiempo se hubiese detenido para ellos. Todo sigue igual, nada ha cambiado.

Sentado bajo un antiguo roble les miro, quizá una pequeña sonrisa se intuye entre mi barba. Buscando en mis pertenencias encuentro aquel pellejo, todavía queda algo. Un último trago de aquella hidromiel, un trago por ellos, por sus vidas. Toda la calma que siento se desvanece cuando miro a mi espada mellada y los recuerdos de la guerra vuelven sin piedad. Su perseverancia me impide olvidarme de cada muerte, de cada grito de dolor, de cada hueso roto, de cada familia quebrada. En un mundo injusto no hay tiempo para lamentaciones, quizás si todo fuera diferente yo no disfrutaría con el sonido seco de dos aceros chocando entre si. Todo a mi alrededor cambia, por mucho que me intente engañar, nada sigue igual. No soy el mismo de antes, ya nada será lo mismo. Qué hay más poderoso que el Dios Tiempo. El hace que nuestras hazañas sean olvidadas o se hablen de ellas por los tiempos de los tiempos. Es él el encargado de ensombrecer y enterrar al mas valiente de los soldados. Él solo se dedica a esperar y observar como aquel joven y ágil guerrero busca sin cesar un momento para coger aliento. Quizás disfrute viendo como aquellos dolores de huesos ensombrecen  lo que un día fue un terrible soldado.

Con este último pensamiento me levanto. Cogiendo mis escasas pertenencias y apretando bien el cinturón que soporta mi espada me doy media vuelta. Un último vistazo a mi hogar. Se que siempre seguirán ahí, eso quiero pensar. Ya no soy joven, ya no hay guerras, pero mis ganas de vivir me mantienen vivo. Ya volverán los tambores anunciando grandes batallas, grandes momentos, grandes gestas. Allí me veréis, por mucho que mis huesos me impidan dar un paso más, allí me vereis. Puede que el viento borre mis huellas, incluso los rumores digan que desaparecí en una noche de tormenta. Pero por mucho que Tiempo decida borrar mi nombre, decida ahogar mi pasado en un vaso de alcohol, yo seguiré aquí. Ya no soy joven, ni pretendo serlo. Solamente soy un guerrero, solo se coger una espada y luchar y eso haré hasta mi último aliento.

2 comentarios:

Xania dijo...

un placer leer tus palabras... como siempre ;-)

Señor del Metal dijo...

Muchas gracias por tus palabras Xania. Me alegro que te guste