jueves, 15 de septiembre de 2011

Destino incierto

Metal, pequeños trozos de metal surcan el aire. Humo venenoso, entra en mis pulmones, acortando mi vida. Una vida más al fin y al cabo. ¿A quien le importa que se pierdan trozos de vida con cada trozo de aire que cogemos? Mis ojos sangran, sangran de sufrimiento, sufrimiento por culpa de una luz que los ciega una otra vez. Todo el día igual, siempre mirando a la misma pared, echando de reojo una mirada al reloj y nada cambia. Detrás veo esa luz de vida, veo el cielo Toda esa fuerza que da a las plantas, a los animales, a todos los seres de este mundo, no entra en este sitio, tiene miedo. Hace calor, demasiado calor para esta época del año, demasiado calor para esta zona de España. Todo calor se aguanta bien bajo un gran roble y con una botellas de sidra bien frescas, pero ni hay roble ni hay sidra, en su defecto hay mucha humedad en el ambiente. El mejor aliado del calor para humillar al mejor atleta. Hoy ya es jueves, mañana todo se acabará. Volveremos a ver el frescor de las mañanas, a ver el verde de los campos, las gotas de lluvia caer en las verdes praderas. Admirar el cielo que aunque gris siempre nos enseña unos rayos de esperanza. 48 horas de aparente libertad. Una libertad que hace años nos fue quitada y que cada día nos parece más una leyenda que una realidad. Es el momento de esperar, esperar agachado a que llegue el momento de después de dar unos pasos atrás en la vida pegar un gran salto y demostrar al mundo el porque estamos aquí. Fuimos Señores del Metal y volveremos a coger al destino por el cuello para que nos de lo que un día nos quitó.

1 comentario:

Xania dijo...

LARGA VIDA A LOS SEÑORES DEL METAL!!