El dia de nuestra tierra

El sol se levantaba timidamente. Volvía a ser el día, el día de nuestra tierra, nuestro día. No lloverían piedras, no habría invasores pues ya pasaron siglos de aquello y hoy, hoy solo es un día de fiesta, nuestra fiesta. Acordes metálicos nos acompañaban al lugar de reunión. Un lugar diferente al de años pasados, como siempre, pero está vez oculto entre las altas montañas, rodeado del verde de los altos arboles y frondosa vegetación y con un brillo que solo puede salir de las mágicas aguas de los ríos al nacer. Un idea rondaba mi mente, era demasiado diferente a años pasados, ya no habría sitio para el bullicio, para que miles de personas se unieran esi día, para demostrar todo el poder de nuestras raices. El metal seguía llenando nuestro sistema auditivo pasando por entre una montañas que tiempo atrás fueron defensa de nuestra libertad, de nuestro hogar, de nuestro espíritu. Al llegar pudimos observar que el sitio era verdaderamente mágico, se volvía al pasado, a un pasado de humildad, de grandes artesanos, de grandes personas que necesitaban poco para hacer mucho. Esti año nun habría nuestros druidas obsequiando a los visitantes su famosa poción. Pero es un día como este si había el mágico brebaje. Un brebaje que acompañado por unas más que ricas viandas de la zona y disfrutadas en unas sombras que estaban allí desde hacia siglos, daban a todo un enfoque mucho más cálido y familiar.

Detrás de los arboles nos observaban.... seres fantásticos incrustados en las piedras seguían nuestros pasos. Ellos son los auténticos habitantes de esi sitio. Sus historias son de sobra conocidas, sus hazañas, sus manías, sus travesuras. Ellos también escuchaban los tambores y las gaitas tocar una vez más nuetro himno. Seres como Xana, Diañu Burlón, La Llavandera viven en nuestros bosques y de buen seguro que se acercaron a celebrar con todos nosotros el día de nuestra tierrina.